martes, 27 de abril de 2010

El Infierno de CHINECHE


El Teide fue, ha sido y aún continúa siendo, no sólo un icono representativo por antonomasia de la isla de Tenerife, sino con particularidad, un elemento básico en la cosmovisión de los antiguos isleños. Su representación cognitiva, más allá de los fetiches turísticos, y de las damiselas lúdicas con la que se representa en el actual modelo desarrollista turístico, ha mantenido un reflejo modélico, donde los insulares han considerado al volcán bajo un punto de vista antagónico al dotado en la actualidad.

A la sazón la inyección de un continuo influjo de sentimientos, proyectados por su potencial actividad, se unen los temores, la acción dubitativa, e imprecisa, de considerar al Teide, como un icono que no ampara elementos de seguridad ni amparo, sino todo lo contrario. Antes de la llegada del turismo de masas este fenómeno, común por otra parte, no era privativo al mundo mago por excelencia en la isla de Tenerife. Por el contrario todavía aún hoy en día, esta racional intuición explosiva del volcán, no está extinta, y sigue vigente en la memoria colectiva genérica del “magismo” tinerfeño, y del resto del archipiélago.

Históricamente otras erupciones en la isla de Tenerife en siglos pasados, mantuvieron viva esta dinámica intuitiva y cognitiva, que no ha dejado de ser significativa. Anteriormente, y según las propias fuentes escrita pre y/ ó coetáneas a la conquista, recogieron singularmente esta imagen del volcán y su representación dentro del mundo de las imágenes de los antiguos guanches. El ingeniero cremonés Leonardo Torriani, en ciertas forma ávido en su empresa, recogió de forma expresiva a finales del siglo XVI, este mundo cognitivo entre los antiguos isleños de forma práctica;

“Los antiguos isleños lo llamaron Eheide que significa “infierno”, por el fuego espantoso, ruido y temblor que solía hacer, por lo cual lo consideraban morada de los demonios”
(Leonardo Torriani. "Descripción e historia del reino de las Islas Canarias" escrita en 1588.)

Bajo este drástico panorama, el volcán del Teide se erige como la antesala del mundo infernal que encarna su propia actividad eruptiva, sonora y hasta visual. Este fenómeno natural que era capaz de alterar la actividad constante y cotidiana de los habitantes de la isla, y transmitía señales inequívocas, de la dimensión, y sobre todo, de la conexión entre los antiguos y las fuerzas malignas intra-terrestres, mantuvo, y ha mantenido hasta no hace tanto tiempo, una actitud preventiva y recelosa con respecto a su figura. Aún Fray Alonso de Espinosa, en la misma época tardía del siglo XVI d.c., aún desprovisto en cierta forma de la censura ordinaria que rige su propia obra,, dejó patente el latente reflejo que sobre los isleños correspondía el volcán del Teide y su conexión con las fuerzas malignas del inframundo;

“Con todo esto conocían haber infierno, y tenían para sí que estaba en el pico del Teide, y así llamaron al infierno Echeide”.
(Alonso de Espinosa. Historia de Nuestra Señora de Candelaria. 1598)

A esta interesante cita, el emergente doctor Juan Bethencourt Alfonso a finales del siglo XIX, y principios del XX, recogió en su obra Historia del Pueblo Guanche, la puntualización que hace referencia al propio termino del infierno entre los antiguos isleños de Tenerife, concluyendo que bajo el término Echeide, no se conocía ni reconocía al infierno en la isla de Tenerife, sino bajo el calificativo de Chimiche. Por el contrario la afinidad y similitudes orgánicas entre las raíces Eheide – Echeide – Teide, sobresalen en mostrar la particularidad, de un mismo término aplicado fonológicamente de diversas maneras. Prácticamente la raíz “aydhi” certifica por extensión a toda la orbe panmazighia el significado de “perro”, con el que se designa a tan insignie animal. El valor cualitativo del mismo, está sujeto a un estudio etnofilosófico mucho más profuso, con una extensión geográfica que se corresponde como mínimo al “lago cultural” que corresponde toda la Cuenca Mediterránea, y a un espacio cronológico, que revierte en los primeros tiempos de la domesticación animal y vegetal del ser humano en la faz de la tierra.

Pero aún si cabe, el término es vivo en la actualidad en toda la Tamazgha, y no sólo bajo el paraguas asociado al mundo animal, sino que en algunos casos, hace referencias a microtopónimos asociados a estribaciones rocosas muy peligrosas ó de otra índole. En Gran Canaria ó Canaria el concepto se mantiene vigente en el termino “la Morra y/ó El Barranco de Aydía”, y por ejemplo, en la Tamazgha continental, se encuentra en su vertiente orientalizante, en topónimos como Taurirt n´ Teidit ( “La Colina de la Perra”). En la isla de Tenerife la vigencia del mismo, como advertimos, la configura el enorme volcán del Teide, concepto y término heliocéntrico, sobre el que giran otras concomitancias conceptuales, como los términos guanche, Chimeche, Chíneche ó Achinech entre otros.

- Aydi = El Perro. Nombre masculino singular.
- Taydit= La Perra. Nombre femenino singular.

Ehide / Echeide / Teide > Taydit = La Perra.

Todo este imaginario colectivo adscrito a la cultura oral esta indisolublemente inscrito en la idiosincrasia de caracterizar al fenómeno del “perro/perra”, una asociación recíproca, y al mismo tiempo antagónica de forma dual. Característica connatural a todas las sociedades pastoriles, ó que tienen en su seno un importante anclaje productivo basado en los recursos ganaderos por excelencia, es la importancia cualitativa a la que se dota al animal de compañía por excelencia, que cumple la función complementaria de una herramienta de trabajo insustituible dentro del mundo ganadero, pero que al mismo tiempo puede ser su más innato e ingrato enemigo. Baste tan sólo con ojear las innumerables citas historiográficas de todos los rincones del mundo, donde el recurso del perro, ó en su estado más fugaz, el lobo, asumen la correspondencia de ostentar tan malagradecido grado. Su incorporación al mundo cultural de los pueblos del mundo, está sujeto a su eventual manifestación.

Las islas Canarias están condicionadas por su naturaleza volcánica. Esta dualidad entre las diferentes esferas entre el bien/mal, está inmersa en la manifestación del lo benefactor y lo destructivo. En su vertiente devastadora la expansión del fuego y sus consecuencias devastadoras han sido oportunamente transmitidas desde los primeros tiempos de forma oral primero, y a posteriori escrita, como fiel reflejo del valor negativo. El vulcanismo en Canarias atiende a este significado, desde los tiempos en los que el amazigh fue el vehículo de comunicación en el archipiélago.
Todo este conglomerado de significados orales, transmitidos oralmente y hasta enfáticamente, entre el mundo precolonial y el resultado de aquel producto, de claro sustrato amazigh no parlante en su devenir, ha mantenido vivo en su herencia generacional la imagen iconográfica de la terminología “perro/perra”, como un elemento dañino es su estado natural. La imaginería popular no ha lastrado este hecho, y aún es común, entre el mundo oral de los maúros y magos, escuchar las consabidas frases de “Cruz perro maldito”, “Cruz perro puto” ó “Salta perro maldito pa´lo más jondo…”. Todos estos elementos consustanciales en su conexión muestran hasta que punto el mundo mágico-religioso de los maúros y magos, no sólo hunde, sino sobrevalora ese continuismo cultural con los recursos propios de la imaginería popular y oral, que es el valuarte del analfabetismo plural, enfático y vitalista del maurismo/magismo. En este sentido y retomando el hilo del médico chasnero tinerfeño, Juan Bethencourt Alfonso, éste apunta, unos datos aún más precisos al respecto, sobre el mundo negativo de los antiguos;

“El infierno lo apellidaban Chimiche, apelativo que llevo la isla equivalente a “isla del Infierno”, o séase “Isla de Chimiche”
(Juan Bethencourth Alfonso, 1994: 278)

La ilustrativa cita no escatima pormenores, por cuanto la isla de Tenerife, fue conocida en la antigüedad bajo este mismo apelativo circunstancial, “La isla del Infierno”. Es muy probable que adjetivada por los habitantes de las restantes islas ó no, el encuentro entre ambas composiciones que tienen un mismo origen común, denote, la singularidad con la que eventualmente la clásica asignación de la “Isla del Infierno” y el término “Chimiche” matizan al respecto. La explosiva potencialidad del volcán por excelencia de Tenerife, está detrás a este respecto, y es sobre él, sobre el que descansa su origen.

De tal fenómeno dan cuenta las primeras referencias escritas en el idioma ajeno al archipiélago, para relatar su denotación particular, la misma con la que los magos de Tenerife, durante tanto tiempo emplearon, y han mantenido hasta la actualidad, y no sólo en las zonas meridionales de la isla de Tenerife.

“Aún algunos pueblos del sur, como Arico, Arona,etc.,cuando muere una persona que ha sido de mala reputación se oyen estas frases; “Éste va a Chineche” ; “¡Anda a lo más hondo de Chineche!”
(Juan Bethencourth Alfonso, 1994: 278)

Efectivamente estas citas son aún viva, pero no sólo en las zonas meridionales de la isla tinerfeña, sino en otras más septentrionales, y adscritas a la oralidad del mundo mago por excelencia. Estas voces que designan al infierno, al mundo antagónico al mundo celestial, bajo los calificativos de Chimiche, Chineche, Cheneche y otros, no hacen sino reafirmar, un nomenclátor aún más extenso, en sus variantes Achineche, Chinet, Achinet, con las que particularmente se conoció la isla de Tenerife en la antigüedad. El nombre de la isla se mantuvo inerte, durante tanto tiempo en la tradición oral, y de ellas deriva su dispersión como préstamo sustancial al castellanizarse bajo la composición de Isla del Infierno, no sin justificación.

Tanto los términos Achinet, Chinet, Chimiche, Cheneche, Achineche y el elenco de manifestaciones derivadas de ello, no son construcciones ajena al mundo imazighen, todo lo contrario tienen su génesis en el mismo. Por descontado, estos términos se utilizan con naturalidad en algunas zonas, con vínculos estrechos con los antiguos, por los amesnau, que aún están por rescatar, ante la inoperancia ceguera del “occidentalismo” y sus derivados. La tradición oral siempre ha estado por encima de la tradición escrita, y es lógico pensarlo, porque aquella se nutre de ésta.
Este concepto utilizado entre la magitud en su forma, más sustancial, deriva inexorablemente hasta, el etnónimo con el que se asumió de forma no menos que volátil, la asignación de los antiguos habitantes de las isla de Tenerife, en la terminología popular de lo “Guanche”, y que de forma difusora, ha servido para identificar por extensión a los habitantes del archipiélago desde el siglo XVI, ó antes quizás.

En amazigh se utiliza el término oral de Tin.etcht y Tine.tach para referirse directamente al empleo de la acción por la cual un individuo, se esta quemando, esta ardiendo, está inflamándose su cuerpo por la acción de la caída ó vertido de algún elemento calentado a temperaturas a un alto grado. De común empleo en la antigüedad, su configuración cada vez está más restringida.

Tin.etecht/ Tin.etach: Acción de quemarse, de arder por la caída de elementos a altas temperaturas. Irritación por quemaduras, inflamación de una persona ó personas.

A modo de ejemplo cotidiano, el término es de común empleo en el campo, cada vez menos, cuando en medio de las piedras del fogal, se realiza el fuego, y es potencialmente previsible que involuntariamente la persona se queme la mano, por las salpicaduras que achicharran por la acción abrasiva del fuego, cuando está haciendo de comer.

Las raíces terminológicas del concepto Tin.etcht / Tin.etach se vinculan con las referencias escritas, y orales del mundo mago de la isla de Tenerife. No es un material fosilizado, sino aún vigente como anteriormente advertimos a nivel popular “Éste se va a jarder en lo más jondo de Chineche”, reza la aplicación popular. La forma palatal “ch” común en otras variedades genéricas, adquiere aquí la proporcionalidad manifiesta de aspirarse, en la formula de la “T” inicial, y transformarse, bajo las formas comunes fonéticas de “Cha”, “Che”, y “Chi”, tan comunes en muchas zonas de las islas Canarias. El resultado y similitud de la misma es aquí resumida;

Derivaciones terminológicas adscritas en; Chineche, Chimiche, achinech, Chinet.
Raíz amazigh contemplativa en algunas zonas rurales; Tinetcht/Tinectach. (Se pronuncia Tinech/Tinecha)

-Tin.etcht > Chinetcht > Chineche = Acción de Quemarse, Arder, Achicharrarse por la acción de electos a altas temperaturas.

-Tradición oral: “ Este va a quemarse a lo más jondo de Chineche”. Frase recogida de tradición oral en la hermana isla de Tenerife. “¿Te chinchaste? Tradición oral isla d ela Gomera, para referirse a la acción de quemarse. “¡Pój ahora se Chincha! Tradición oral isla de Gran Canaria. ( No confundir con el insecto Chinche). “Éste va a Chineche” ; “¡Anda a lo más hondo de Chineche!”. (Juan Bethencourth Alfonso, 1994: 278).

-Chimiche nombre con el que se conocía antiguamente a la isla de Tenerife. Literalmente la isla del Infierno. (Juan Bethencourth Alfonso, 1994: 278)

-Tin.etcht > Chinetcht > Chineche > Chimiche = Infierno. (Caracterizado por el fenómeno del fuego y sus consecuencias).

Por extensión la isla de Tenerife acogió la relación denotativa de este elemento, circunstancial, que refuerza su vinculación no a un elemento de análisis ajeno a la volatilidad y perceptibilidad que el fenómeno del Teide – Echeide, ofrecía desde la distancia. La figuración del Teide como un fenómeno cargado de un componente negativo tenía ramificaciones de tipo endógeno y exógeno muy bien delimitados, en la referencia clásica de un ser infernal, al ser máximo exponente de la isla de Tenerife, de toda la carga figurativa, imaginaria y empírica con la que el mundo de los magos, supo trasladar de forma iconográfica en el mundo de las imágenes a las posteriores generaciones.

Todo este elenco de relaciones antagónicas, entre el mundo de los dioses, y su antónimo y antónimos, reflejan hasta que punto la cosmovisión isleña no parte, de elementos ajenos al ideario común, que reflejan la dualidad de esferas cognitivas del bien y el mal, tan alardeadas y significativamente ilustradas de forma gráfica en el devenir clásico del mundo mediterráneo, sino que éste, traduce un corpus ideario, más que probablemente milenario, con una fuerza iconográfica anclada en el imaginario colectivo norteafricano. La dualidad de Dios ( Imqwrán) y del mal (Tin-echt).


* La lengua como vehículo de comunicación ha sabido conservar de forma fósil, y otras de forma dinámica, elementos que reconstruyen el sustrato de una lengua, que equivocadamente se ha dado por extinta. Es opción del pueblo del archipiélago, su divulgación natural como lengua de uso cultural, ó su continuo falseamiento, arrinconamiento y/ó desinterés

domingo, 18 de abril de 2010

El Gofio el pan nuestro de cada día



El verbo -Uf- significa hincharse, acción de hincharse, que suele ir acompañado del prefijo -G- que denota la idea de eficacia de la acción del estado del verbo principal.

Así el verbo -guf-, significa sofocar, estar sofocado, acción de axfisiarse, ser ó estar axfisiado, ó sofocado. Y se traslada al resutado de realizar una comida muy copiosa ó pesada, y reproducir esta acción. Las raíces de las siguientes derivaciones; Uf, yyuf, Ituff, ur yuff, ay yuf, ay yuf, ay yufen, ait ituffen, consolidan el significado de estar hinchado, estar soplado.

Así mismo existen otros terminos con los que se determina la misma acción, a modo de ejemplo; Gufu, igufa, ay igufan, ittegufun, segufu, isegufa, agufu, igufen, son otro tipo de terminaciones que reflejan, junto al termino Tagufi, y Legufu, la misma intencionalidad práctica.

Nuestro ancestral término, Gofio, viene de la reacción que produce el consumo del mismo, por cuanto es muy común, en el mundo amazigh, determinar la acción por las consecuencias del mismo. Agufu=Acción ó estado de hincharse, sofocarse por una acción anterior.

Extracto de un documento sobre el origen del Gofio.

A PROPÓSITO DE UN ALIMENTO TRADICIONAL PANMAZIGIO: EL GOFIO O ARKUKU

Aknar n-Ayt Unaga

Hace poco más de un siglo, en 1901, se publicaba en París la segunda edición del diccionario kabilio-francés de G. Huyge, de la Orden de los Misioneros de Nuestra Señora de África. La definición que en ese diccionario se da del término mazigio (“bereber”) arkul, que es sinónimo de arkuku, es más exacta y precisa que la que el diccionario de la Real Academia Española da del vocablo gofio. En el primero de los indicados diccionarios, el arkul es definido, clara y simplemente, como “harina de granos tostados”, en tanto que el DRAE define al gofio como “harina gruesa de maíz, trigo o cebada tostados”, definición ésta que, como sabemos los canarios, no es del todo exacta.

Otro autor de la misma Orden misionera, J.-M. Dallet, describe en su dictionnaire kabyle-français (París, 1982) cómo se hace el arkul o gofio: “se tuesta el grano, se rocía con agua salada y, luego, se muele”. Y, a continuación, añade: “se come con aceite de oliva y azúcar”.

Por su parte, un autor mazigiohablante, el kabylio Si A. Saïd Boulifa, en su Méthode de langue kabyle (Argel, 1913), define la voz arkul en los siguientes términos: “harina de cebada tostada, que se amasa con agua para comerla. El tueste del cereal debe realizarse antes de que esté demasiado maduro y seco. El arkul se consume igualmente con higos frescos, que se abren y se pasan por esta harina”. La diferencia entre esta definición del término arkul y la de los otros dos autores citados se debe seguramente a que Boulifa procedía de una comarca en que este término tenía una acepción algo diferente de la que habían recogido en sus encuestas los dos misioneros católicos.

Por lo que a nosotros respecta, tenemos conocimiento de dos vocablos mazigios que podrían tener relación con la voz -evidentemente adaptada al fonetismo español- gofio, a saber: tigeft, 'ceniza; polvo' en zenaga (lengua mazigia de Mauritania; raíz GF, al igual que gofio) y buffi, 'gachas (comida de harina cocida con agua y sal)' en la lengua mazigia de la región marroquí del Sus. Es preciso señalar aquí que, en mazigio, la /b/ permuta a veces con la /g/, como por ejemplo, tabburt y taggurt, ambas formas derivadas de tawwurt, 'puerta', por lo que la forma canaria pudo haber sido wuffi(w), que sería pronunciado guffi(w) por algunos.

Desde hace milenios, el gofio o arkuku ha venido siendo el alimento principal no sólo de los canarios, sino también de los mazigios en general. Se hacía principalmente de cebada, el cereal más cultivado, y con mucha diferencia, por los mazigios. Por el hecho de la presencia de la cebada silvestre en la Tamazgha (=”Berbería”) nororiental, a ambos lados de la actual frontera libioegipcia, y de que también en Targa (el Fezzán de los árabes, en Libia) crece otra variedad espontánea de cebada con dos filas de granos y arista, parece ser cierta la hipótesis de una domesticación autóctona de la cebada (cf. V. Paqués, 1956; G. Camps, 1961; D. Lubell, 1984; A Muzzolini, 1989), domesticación que, por tanto, nada le debería al cultivo cerealístico del vecino valle del Nilo, que arranca al menos de hace seis mil años.

Por otra parte, el vocablo mazigio para designar la cebada, timzin o tumzin según los dialectos (“tamosén” es una mala transcripción española de tumzin), era empleado desde Egipto hasta Taknara(=Canarias), lo que, según el mazigiólogo E. Laoust (1920), “autoriza a creer en la gran antigüedad del cultivo de la cebada en Tamazgha. En la antigua lengua faraónica la cebada era denominada ta”.

En cuanto al trigo, irden en mazigio (“irichen” es una mala transcripción española de esta voz), las fuentes clásicas europeas sitúan en Tamazgha el origen de su cultivo ( V. Paqués; cf. J. Onrubia Pintado, 2000). De no ser cierta esa tradición transmitida por los autores clásicos, al menos sí parece ser cierta también la domesticación autóctona mazigia de este otro cereal.

En cuanto a los nombres mazigios relativos al gofio, y a los manjares hechos a base del mismo en el subcontinente norteafricano, señalemos que el gofio es denominado en el Marruecos meridional tirufin (colectivo fem. pl.), deverbal de aref, 'tostar', verbo del que también derivan el antropónimo y topónimo Arafu ( la /u/ en posición final suena en mazigio casi como /o/). De paso digamos que este antropónimo fue empleado en Taknara (cf. Antonio de Viana, 1604), y se sigue empleando aún hoy en día en el Marruecos central ( cf. Miloud Taïfi, 1991).

El gofio de cebada es denominado arraf ( léase ar-raf) en el Marruecos meridional, y aryum (léase ariún) es el nombre del gofio de millo en la Argelia nororiental.

En el oasis libio de Ghadames, a cualquier clase de gofio amasado se le denomina taglalit (léase tag-lalit), y, más precisamente, el gofio de cebada amasado con agua es denominado en ese mismo oasis abun, y awun en el Marruecos central. También en esta misma región del vecino país, a un manjar hecho a base de gofio, al que se agrega aceite o mantequilla y dátiles, o miel o azúcar, se le denomina ad'emmin ( con /d/ enfática). Asimismo en el Marruecos central, a una pasta hecha sólo de gofio amasado con mantequilla se la denomina tameggunt, y más precisamente bendeq si dicha pasta está hecho con gofio de trigo.

En el Adrar n-Infusen (en Libia), tummin es el nombre mazigio (colectivo fem. pl.) que se le da a un manjar hecho a base de gofio de cebada al que se le agregan higos pasados molidos y aceite.

En la época medieval, a una especie de gofio de trigo amasado con mantequilla y miel (en cantidades iguales) y cocido le daban los mazigios del Sáhara occidental el nombre de asallu ( pronunciar asal-lu; cf. Idrisi: Descripción de África –texto árabe-, citado por Tadeusz Lewicki, 1973). El asallu era utilizado principalmente como provisión de viaje. Aquéllas poblaciones del Sáhara occidental -mazigiohablantes por entonces- importaban el trigo de las regiones norteñas.

En la zona de Demnat, cerca de Marrakech ( [A]mur [n] Akush: 'la ciudad de Dios' en mazigio), el nombre de tarwayt es el de las gachas de gofio y leche.

Y por último, tummit es el nombre del bocado de gofio de cebada en el Marruecos meridional, y tunjifin ( con jota de Jordi; colectivo fem. pl.) es, en esta misma región, el nombre de la cebada tostada.

Por si fuera necesario, debemos recalcar que todas las denominaciones no hispanas recogidas en este trabajo son mazigias, es decir, “bereberes”, no árabes.

Y para concluir, nada más a propósito que la siguiente cita de Attilio Gaudio, doctor en letras y ciencias humanas, secretario general para África del Instituto Internacional de Antropología, de París, y miembro del Instituto Geográfico Militar de Florencia: “El gofio de los canarios era también el alimento principal de los nómadas númidas y de los antiguos libios (...) A menudo, los nómadas tostaban el cereal, pero la costumbre de molerlo se remontaba a mucho tiempo atrás, y, a través de los siglos, estos procedimientos primitivos se han conservados entre los bereberes ...” (Les Îles Canaries, Éditions Karthala, París, 1995, p.46).

miércoles, 14 de abril de 2010

ImQWaRÁN: El Grande, El Dios de los Antiguos


Acoran
La religión ha supuesto un fenómeno esencial en la estructuración de las antiguas sociedades culturales humanas. El conocimiento sustancial del fenómeno religioso en Canarias en la época antigua, viene precedido por la información contenida en las fuentes historiográficas del siglo XIV, XV y XVI d.c. esencialmente. La transformación cultural, producto de las operaciones de conquista militar, convergieron en sincretizar los elementos isleños, con el establecimiento estructural de la religión católica en las islas, en un proceso complejo y dilatado en el espacio y el tiempo. El acercamiento a los materiales fundados en las citas, y la transformación de los elementos que la adjetivaban, han remarcado la necesidad de una revisión constante y crítica de todos los elementos que la sustentan, en un proceso sereno, que convide la urgente necesidad de establecer una dialéctica abierta, crítica en su construcción, y abierta al intercambio de impresiones.


LAS PRIMERAS REFERENCIAS DEL MUNDO RELIGIOSO DE LOS ISLEÑOS

Las fuentes arqueológicas, escritas y antropológicas estudiadas hasta el momento, parecen dejar clara la vinculación idólatra, astral, de los antiguos isleños, al momento de producirse los prolegómenos históricos de la conquista del archipiélago. Las fuentes básicas para intentar interpretar este fenómeno, están vinculadas inexorablemente a la contrastación de los materiales que han legado las fuentes historiográficas, sustrato principal de análisis, pero no el único, y sobre las que convendría matizar algunas cuestiones implícitas, previo análisis de tal circunstancia;

1) La visión que tenemos para adentrarnos en este mundo, parte coyunturalmente de una visión acotada, por la concepción etnocentrista de los autores que han escrito sobre tal fenómeno. En base a esta circunstancia, el ejercicio a plantear, no puede estar exento de una exhaustiva crítica hermenéutica, de los todas las referencias escritas.

2) El conjunto de términos y conceptos empleados por los cronistas e historiadores, antes, durante y después de la conquista, para referirse al mundo religioso isleño, deben de entenderse, en base a su vez a otros principios irrenunciables en su materia, en la medida que muchos vocablos, responden a intuiciones fonéticas, considerablemente metamorfizadas, de conceptos a su vez, ampliamente categorizados por la visión etnocentrista. De esta consideración parte la visión de tomar todas las precauciones, sin que ello no establezca un diagrama de trabajo paralelo, y ampliable al campo de concreto de análisis, mediante el continuo ejercicio del ensayo y error permanente, entre los que debería de tenerse en cuenta algunos puntos en cuestión;

2.1 La revisión diacrónica de los elementos aportados, en sus diversas etapas coyunturales, sin las cuales no es preciso analizar la evolución intuitiva y conceptual del desarrollo múltiple de tales manifestaciones religiosas.
2.2 La contrastación a su vez sincrónica, de los materiales reunidos, y la realización crítica de su posibleconfrontación, en la que se planteen los intereses propios, circunstanciales y advenedizos al proceso dado.
2.3 La prioridad de concebir que se está trabajando con materiales fragmentarios, atomizados y en muchos casos transformados, en base al asentamiento del corpus lingüístico amazigh, sobre los recursos fonéticos del castellano antiguo, con un cierto grado de volatilidad inherente. Sobre este punto, concretar que un amplio grupo de términos legados por la historiografia, no debería de reconstruirse sólo bajo la valoración exclusiva de los tradicionales recursos fonéticos de la lengua castellana, sino priorizando, que se está trabajando sobre voces de un habla, que en su proyección gráfica han sido en algunos casos, altamente transformados.
2.5 Urge a modo reflexivo, una revisión continua y total de los materiales aportados hasta el momento, por cuanto de su confrontación, se obedecen resultados mucho más positivos.

En base a estos supuestos convencionales y otros que se puedan sumar, que no son ofrecidos como categorías circunstanciales, sino fiel reflejo de la puesta en juicio de una dialéctica hermenéutica confrontable, es preciso ir trabajando para ir consiguiendo abrir el conocimiento de lo presente.

La religión de los antiguos imazighen es uno de los fundamentos esenciales para comprender la interpretación del mundo cultural, que rodeaba el sustratro cultural de los imazighen en el archipiélago. Las fuentes primarias que se tienen para el conocimiento de los materiales religiosos del archipiélago, obedecen a la prioridad de sus manifestaciones, ancladas casi cerca de 150 años del final de la conquista. Estos primeros datos obtenidos a base de las primeras intuiciones explorativas alienígenas, vienen constreñidos por las impresiones que denota, la práctica idólatra a la que ampliamente se recurre, para asignar el conjunto religioso isleño en estos momentos. Estas evidencias quedan relativamente bien reflejadas en diversos testimonios escritos, que señalan las manifestaciones más relevantes que intuyeron de los isleños, por cuanto se hicieron eco trivialmente de aquello que les era ajeno a su concepción religiosa. Las primeras referencias aportan, amén de la sobrecarga etnocéntrica implícita, una serie de características relevantes, que denota un aislamiento del proceso convergente que se había gestado en el conjunto del norte de África, con la llegada del Islam, a partir del siglo VI d.c.. En este sentido y sin trivializar algunas influencias entre ambos campos culturales, queda patente que las creencias de los antiguos isleños versaban sobre un culto astral, muy probablemente sustrato de antiguos ritos animistas generados en el norte de África. Al respecto las citas así lo demuestran:

“ (…) Tenerife y Palma, sus habitantes son de aquella gente que se llaman canarios, que es un gran pueblo, Adoran al Sol como a Dios”
(Diego Gomes, en B. Bonet, 1940: 48)


“QuodminCanariae et aliis eis adiacentibus insulis, quae Insulae Fortunatae nuncupatur, sunt personae utriusque sexos nullam legem tenentes nec aliquam sectam sequentes, sed dumtaxat Solem et luman adorantes (…)”
(En Juan Alvaréz Delgado, Bula del papa Urbano V de 1369, 1945 pp. 12.)

“(…) son idólatras adoran al sol, la luna, las estrellas (…)” (A.Cada Mosto, 1895)

La valoración de estos antecedentes conceptuales para la reconstrucción de la cosmovisión religiosa de los antiguos isleños, revierte enfáticamente como bien demuestran las propias fuentes documentales, en vincular un culto idólatra de tipo astral, preferentemente al Sol, la Luna, y las estrellas, inserto ampliamente en el archipiélago canario. Está valoración incluye la retrospección analítica de su comparación con el espacio religioso amplificado del conjunto del Mare Nostrum, y con especial incidencia en los materiales multidisciplinares cotejados para el conjunto de la Tamazgha. Aún en la sutileza de estos primeros aportes anteriores al proceso militar, cabría destacar algunas circunstancias, a tener en cuenta;

1- Existen evidencias escritas sobre el recurso de misiones evangelizadoras en el archipiélago canario, tanto en su vertiente muslim , contenidas en las fuentes árabes de Ibn Jaldún, y referencias indirectas de las misiones realizadas por la iglesia católica, con un grupo de misioneros mallorquines en el archipiélago, en los albores de la conquista.
2- No se conocen las repercusiones graduales de su influencia en el archipiélago, pero sí su constatación, por cuanto no es ajeno algún tipo de mediatización, de la que habría que exponer algunos elementos a su vez;
2.1 El conocimiento que se tiene sobre los materiales del dinamismo religioso en el archipiélago, no hacen sino apuntar que la influencia de las denominadas “relig¡ones del libro”, parecen, obedecer a una reducida influencia sobre el conjunto de la cosmovisión religiosa isleña. De otras maneras, no es justificable la asociación de elementos tan dispares que no tienen repercusión en las noticias legadas por la historiografía.
2.2 El fenómeno religioso no es un evento trivial, y fragmentario, sino por el contrario, es producto de la traslación psíquico-emocional de la comprensión de los fenómenos naturales y su proyección sobre el pensamiento cultural humano. Las unidades en un mismo cuerpo de los factores político-sociales y religiosos para el mundo antiguo no deben de ponerse en duda. Las sociedades antiguas son productos de una divinización aparente a todos los efectos, de la vida mundana y sobrenatural sin disgregación funcional de los elementos que la forman. A este respecto es muy importante, tener en cuenta, que las expresiones religiosas no son meros paralelismos convencionales limitados, sino auténticos órganos de expresión transversales de la identidad cultural de las comunidades culturales, en las sociedades antiguas.

Del conjunto informativo aportado por las fuentes, se pueden aunar a sí mismo en dos polos, un conjunto de principios básicos, correlativos que servirán para ir metodológicamente, contrastando la información contextual que aparezca en las mismas. En este sentido los resultados compactados de forma general, se pueden constreñir en dos campos básicos interconectados;


A) – El espacio cronológico y espacial sobre el que se asienta esta primera intuición conceptual religiosa de los isleños, es relativamente concisa, pero aún así es identificable en los trabajos multidisciplinares hasta el momento realizados. Circunstancia que avalan las propuestas posteriores de un culto idólatra para buena parte del archipiélago.

B) – El culto idólatra que enfatizan las fuentes, obedece a un culto asociado al mundo astral, con especial referencia al Sol y a la Luna, elementos sobre los cuales parece que gira de forma diáfana y heliocéntrica, una manifestación física, mediadora del culto isleño.

Sobre la suma de estos dos elementos primigenios, A+B, legados de estas primeras referencias documentales, se puede elucubrar un sustrato superficial, sobre los acontecimientos que anteceden a un conocimiento mucho más conspicuo de las realidades religiosas isleñas.

Las fuentes más importantes para el conocimiento de esta temática en el proceso histórico de la conquista, serán las legadas por los cronistas, e historiadores coetáneos y posteriores a tal transcurso. No obstante esta primera visión general y superficial de las primeras crónicas, irradiará positivamente, una apertura de un conocimiento mucho más cercano que el generado hasta el momento. A este parecer, y solidificado el escenario en el que, como mínimo, se constata el culto a los entes astrales, preferentemente el Sol, y en menor medida (parece) el culto a la Luna y Las Estrellas, las fuentes escritas legadas al momento del proceso conquistador, y posteriores, hacen hincapié en generalizar implícita y explícitamente, la idealización de un ente superior, sobre el que descansan asunciones, apelativos y concepciones relativas a la inmensidad del mismo, valorando el supuesto de su total dimensión metafísica. Este ser catalogado de numerosos epítetos innatos a su génesis, describe el efecto transversal que rige en la cosmovisión isleña. Ante este nuevo panorama que se presenta, hay que enmarcarlo dentro de un conocimiento mucho más directo del dinamismo social isleño, en el conocimiento superficial de su cosmovisión, fruto de las interelaciones entre los elementos autóctono y alógeno. Por tanto sobre la base idólatra planteada por las primeras citas referenciales, se suma un conocimiento, denominémoslo bajo la variable C, en el que cabría destacar algunas características esenciales, y que marcan el desarrollo del problema a solucionar; La existencia de un ser superior, totalizador, sobre la que descansan numerosas asunciones, ampliamente destacadas, como mínimo para las islas de Tenerife y Gran Canaria, bajo el apelativo de Acorán, entre otros a los que se hace alusión, y a sus respectivas derivaciones fonéticas interpoladas por los cronistas.

LAS FUENTES ESCRITAS Y EL TERMINO ACORAN

Los relatos que empiezan a conformar la nueva visión sobre el fenómeno religioso panisleño, son ofrecidos relevantemente en los episodios coetáneos y posteriores al proceso de conquista. A estos efectos, para la isla de Tenerife y Gran Canaria, la reproducción de citas son cuantiosas, en relacionar la mención a un ser supremo, como valuarte generalizador de la cosmovisión isleña. El término por extensión que se recoge de forma gráfica bajo los fonemas Acorán (/A/c/o/r/a/n/) en numerosas citas, mantienen de forma orgánica una serie de epítetos etimológicamente enmarcados en una afirmación magnánima, que van asociados a un conjunto de elementos bien característicos, mencionado por los cronistas e historiadores;

Acorán.( En: Torriani, L. de 1978. Descripción e Historia del reino de las Islas Canarias antes afortunadas con el parecer de sus fortificaciones. Goya editorial
Santa Cruz de Tenerife):
“(…) vinieron al conocimiento de un solo Dios, que desde el cielo gobierna todas las cosas de aquí abajo, a quién ellos llamaban Acorán. (…) adoraban a un Dios desconocido e invisible, y le hacían sacrificios. Lo consideraban inmenso y lo creían en todas las cosas. […].” p. 94

Acorán. (En Abreu Galindo: Historia de la Conquista de las
siete islas de Canaria.1590/1600. Goya Editorial, Santa Cruz de Tenerife, 1977):
“(…)Tenían casas donde se encomendaban al Dios que estaba en lo alto,
que decían Almogarén, que es casa santa, las cuales rociaban
todos los días con leche (...). Decían que en lo alto había una
cosa que gobernaba las cosas de la tierra, que llamaban Acorán,
que es Dios”.

Acoran (En Leonrado Torriani En: Torriani, L. de 1978. Descripción e Historia del reino de las Islas Canarias antes afortunadas con el parecer de sus fortificaciones. Goya editorial. Santa Cruz de Tenerife)
Agoñe i Acoran Y Gnatzhagna Chacognamet, que significa “por el hueso de aquel por quien te hicistes grande.”


Acorán. (En Abreu Galindo: Historia de la Conquista de las
siete islas de Canaria.1590/1600. Goya Editorial, Santa Cruz de Tenerife, 1977):
“A las casas (de las magadas) denominaban Tamonante en Acorán.”

Acorán. (En Tomás Arias Marín de Cubas. Historia de las siete islas de Canaria, public. en 1687. Real Sociedad Económica de Amigos del País, 1986);
“Decían que Acoran era Dios sólo, eterno omnipotente, y le adoraban en idea y juraban por Magec (…)”

Yacoron(En: Espinosa, A. de. 1980. Historia de Nuestra Señora de Candelaria. Introducción de Alejandro Cioranescu. Goya Ediciones. Santa Cruz de Tenerife. 212 pp.):
“(…) Lugar de junta y consulta, después de elegido el rey, dábanle aquel hueso a besar: el cual, desándolo, lo ponía sobre su cabeza y después dél los demás principales que allí se hallaban lo ponían sobre el hombro y decían:
Agoñe Yacoron Yñatzahaña Chacoñamet, juro por el hueso de aquel que un día en que te hicistes Grande.”pp. 41-42

Acorán. (En Abreu Galindo: Historia de la Conquista de las
siete islas de Canaria.1590/1600. Goya Editorial, Santa Cruz de Tenerife, 1977)
“El faycag convocaba los nobles y a los demás del pueblo donde el mozo nacía y habitaba, y perjurábanlo por Acoran, que era su Dios, (…).”

El primer fenómeno que se obtiene del análisis de estos materiales es el grado de unidad estructural, en la que se asientan buena parte de los elementos descritos, bajo el crisol general de conformar un ser supremo bien característico, denominado como queda patente bajo el apelativo Acoran, de la que se obtiene intuitivamente una plasmación sobredimensionada por las fuentes históricas. La prolijidad de los relatos que enuncian la alineación de este ser supremo, en las fuentes historiográficas para el caso de las islas de Tenerife y Canaria, no pueden ser más concisas al respecto, y cabría resumirla, grosso modo, en varios apartados a su vez, dentro de otra variable que denominaremos C;

Variable C;

C.1 – Al conocimiento superficial, intuitivo y superficial que tenemos de las primeras referencias escritas, ( A + B ), se suma ahora un conocimiento, mucho más directo, fruto de las relaciones reproducidas tras el proceso de conquista.

C.2 – Las consecuencias de este nuevo escenario aportan un cúmulo de relatos en la que, aún verificando exclusivamente la carga etnocéntrica del mismo, se aportan conceptualmente una interpretación más detallada del proceso, habida cuenta el flujo de relaciones que se gesta. De la que podríamos extraer a su vez otro tipo de variables aún más concisa;

C2.1- Existencia de una creencia que habita en el cielo. Formulación que obedece a la fragmentación en dos polos bien definidos, por un lado el terrenal, donde se gesta la vida humana, flora y fauna, y por otro el mundo de lo sobrenatural, de lo inalcanzable, que se refleja en el espacio del cielo, como escenario conceptual inalcanzable (el mundo infernal tiende a adjudicarse al mundo inferior de la tierra, según las citas de las mismas fuentes, y en consonancia directa con el mundo de los volcanes, el fuego y el infierno). En ningún caso se establecen alusiones explícitas aparentes de una formación física de esta manifestación, que es catalogada de invisible e intangible.
C2.2.- Los rasgos que la caracterizan tienden a catalogarla bajo el epíteto común de ser considerado un ente magnánimo, superior a cualquier circunstancia, subliminar y gestora de todo lo realizado.
C2.3. - Es dueño absoluto, de la tierra y el cielo, y por ende según parece, de todo lo creado. Cualidad que refleja la relación dependiente espiritual y total de todos los seres que la integran, en resumen un todo global.
C2.4.- De forma sutil aparecen algunas menciones a una identificación intermediaria, más que mediadora, fiel reflejo de su manifestación aparente, caracterizada por la intermediación de algunas entidades físicas, que anteriormente fueron señaladas en las primeras referencias sobre el mundo cognitivo de los isleños.
C2.5- Categorización y equivalencias significativas de la idealización del término Dios judeo cristiano, para interpretar la concepción del ente magnánimo amazigh por correspondencia asimilacionista.

De la suma de las herramientas propuestas A + B + C se obtienen un producto sui géneris, que como detallamos anteriormente asume la correspondencia, de amplificar una relación idólatra vinculada a un ser superior intangible que engloba absolutamente un todo. Los antiguos isleños profesaban culto a una serie de elementos astrales; El Sol, La Luna, Las Estrellas, representaciones físicas adoradoras, que están englobadas por un elemento superior, creador, omnipotente, protector, totalizador y magnánimo, con capacidad categórica de tomar forma absoluta, y con la característica esencial de no tener una manifestación física concreta.

Para la isla de Tenerife y Gran Canaria ó Canaria, las dos islas más pobladas del archipiélago canario al momento de la conquista, existen tangibles referencias para catalogar a esta categoría que toma como expresión lingüística el término de Acorán. Para la isla de Tenerife esta imagen superior, es anotada por algunos cronistas con una diversidad de epítetos para ofrecer en sus características esenciales, en especial las del poeta Antonio de Viana, que no escatima intentos de ensanchar su amplia alocución literariae en ningún momento;

(En: Viana, A. de. 1991. Antigüedades de las Islas Afortunadas.Tomo I. Edición de María Rosa Alonso. Biblioteca Básica Canaria. Viceconsejería de Cultura y Deportes. Gobierno de Canarias. Madrid. 284 pp.):

"[...] creyendo y adorando en un dios solo, / cuyo ser infinito, omnipotente, / justo, clemente y pío confesaban, / llamándole en su lengua Hucanech / Guayaxerax Acucanac Menceyto, / Acoron, Acamán, Acuhurajan, / que son sublimes y altos epítetos / que significan "todopoderoso, / sustentador y autor de lo criado, / sin principio y sin fin, causa de causas" [...]." pp. 80-81

Mención de este supuesto, el termino Acoran se repite con insistencia en las fuentes escritas, en un porcentaje ampliamente considerable, como para renunciar a una importancia cualitativa evidente.
Para la isla de Gran Canaria y Tenerife la repetición del epíteto Acoran, y sus posibles deformaciones, en términos como Acoron, Achorón, Alcoran serán una constante en la obra de los autores que describen desde su visión de conjunto, el modelo a repetir. En este contexto y atendiendo del mismo modo a tales circunstancias, hay que atender a la crítica constante sobre la dimensión y proyección que alcanza la copia de unos cronistas sobre otros, deformando a su desinterés aún más si cabe, las voces que elucubran intuir, y plasmándolas a su antojo con interpolación ú omisiones continuas, dignas de tener en cuenta.
En este mismo sentido algunas son menos funestas en su amplitud, como variantes de una misma raíz, incidiendo en nuevos términos como Alcorán, por medio de la interpolación de un nuevo grafema “l” a las raíces del término.

A pesar de ello, esta categoría intangible nos es representada mediante las crónicas cercanas al momento de la conquista, bajo la forma figurada y asimilacionista del término conceptual occidental, “Dios”, sobre el que se asientan similitudes denotativas para la interpretación de la realidad y de los fenómenos que en ella se producen. El recurso al término Acorán, categoría superior por antonomasia para la dos islas anteriormente mencionadas, viene ejemplificado en las variables totalizadoras de ser un ente superior, sujeto a una intangibilidad manifiesta, omnipresente en el espacio y en el tiempo, abstracto, intangible, e invisible, epítetos que sólo hacen mención a su superioridad sobre el resto del espacio común.

HIPÓTESIS DE TRABAJO: SOBRE LOS RADICALES MQR

En la lengua amazigh existen los radicales MQR, utilizados para designar a un estado calificativo sustancial de cualquier atributo, en su exaltación de superioridad. Es un término que está ampliamente recogido en muchas variedades dialectales, como adjetivo masculino singular, provisto de plural, con el significado de ser ó estar Grande. Por extensión puede representar desde una cualidad gradual física, espacial, ó temporal. El significado es común a todos los grupos dialectales, por cuanto se puede denominar como un termino panamazigh.

El reflejo de estos radicales expresados mediante el término imqqor/imqwren, forman la idealización fonética del adjetivo, ser ó estar grande. Esta idea de grandeza, superioridad, magnitud, omnipotencia que recogen las fuentes consultadas del momento, no hacen sino indicar el establecimiento de un epíteto conforme la magnitud citada, en el calificativo Acorán, que fonéticamente no parece tener ninguna cabida como construcción lingüística única, en el estudio de otros paralelos, dentro del corpus general amazigh, cuestión por otra parte, que no nos debe de sorprender, por cuanto se concibe como se tiene constancia un abundante grado de volatilidad en la terminologia castellanizada. Esta aseveración, no impide que si existan voces en algunas variedades imazighen, que si completan paralelos fonéticos, alófonos, y semánticos en su extensión, afines al término Acoran y sus derivadas variantes. La propuesta que planteamos tiene como base la asunción del término Imqqwrán, adjetivo masculino singular, como origen del término isleño, Acorán y derivados, en base a una serie de supuestos que abordamos, desde una proposición constructiva e integral.

La propuesta esta fundamentada en los paralelos anteriormente citados, y amplificados a otros conceptos isleños, además del mencionado Acorán, por cuanto es muy posible que se trate de deformaciones amplias del termino susodicho, ó por establecer relaciones contextuales a considerar;

- Acorán – Acoron –Achoron – Achorom (Tenerife- Gran Canaria)
- Achuhurahan – Achuhuyahan - Acuhurajan (Tenerife)
- Acucanac – Achahucanac – Achahucanac (Tenerife)
- Imobac – Imobac – Imobach (Tenerife)
- Orone ( La Gomera)
- Eraorahan (El Hierro)
- Abora (La Palma)
-
(MQR) “Im´qqW´rán”: Adjetivo masculino singular. Sig. Ser ó estar Grande.

Así mismo planteamos algunas posibles relaciones integrales dentro del campo de estudio de la religión isleña, que consideramos deberían de tenerse en cuenta, en el futuro, si no para reconsiderarlas en su aspecto positivo, por lo menos que sirva, para desecharla como hipótesis de base, partiendo de su incidencia en el mundo cognitivo isleño.

La expresión Imqwran ( Im´qqW´rán), es una manifestación amazigh que sirve para expresar el adjetivo calificativo por antonomasia de ser ó estar Grande. Es un término de común empleo preferentemente como adjetivo calificativo en la actualidad, con el valor mencionado, que retomamos como ejemplo clarividente de su estado, en cualquier manifestación, como al enunciar en castellano la dicción `Dios es Grande´, que se expresa en amazigh, `Arbi Acorán´.

Las similitudes fonéticas en este caso son a lo sumo más que evidentes, y son la base sobre la que fundamentamos nuestra hipótesis de trabajo. Al considerar el mundo imazighen por antonomasia, como fiel reflejo de una sociedad que utiliza las características esenciales de su lengua, para plasmarlas sobre la realidad que le rodea, en base a circunstancias de toda índole; fisonómicas, cromáticas, calificativas, no deberíamos dejar de lado, con la información que ofrecen las fuentes historiográficas, algunas particularidades a tener en cuenta. Por un lado, que estamos ante una sociedad eminentemente vertical, estructurada a lo sumo en estratos sociales bien definidos, y asentados. Por otra lado, que se establece un mecanismo trasversal, unipolar y hegemónico, en esa misma dirección y en la tradición de organizar el espacio político, social y religioso, por lo que denotan las fuentes escritas. Que todo este espacio que engloba un "todo", y al que hacen referencia las fuentes de forma omnipotente, tiene que tener su reflejo en una traslación lingüística de la misma magnitud que la dotada por las fuentes, y de las que no debe de eludirse, atendiendo a las características propias de los epítetos con las que se fundamenta; omnipotente, eterno, desconocido, grande, invisible, en definitiva todopoderoso, en una continua relación recíproca.

Si retomamos las variables adscritas hasta el momento, A + B + C, y las asociamos a las características esenciales con las que las fuentes escritas proporcionan, logramos plasmar que evidentemente existen algunas relaciones de fundamento, paralelos no sólo circunstanciales, sobre los que podemos ampliar la posición que asocia el término Acorán, con el supuesto amazigh planteado, im- qqW´rán. El sustrato mencionado simboliza la misma cultura de las imágenes que no está más que representando la misma cosmovisión, en la voz amazigh referida, en el mismo significado de ser ó estar grande, como refiere la misma línea de trabajo a seguir, y a la similitud de forma y base del apelativo dado.
Primero, porque establece en su definición los mismos mecanismos intangibles y magnánimos con los que se representa la realidad religiosa de la isla de Tenerife y Gran Canaria, en el termino Acoran. Segundo, porque en su estructura se evidencian similitudes en el campo fonético más que sospechosas, y tercero, porque en base a su contrastación en las fuentes, existen fundamentos sustanciales para concebir una relación, que no parece ser circunstancial. En este último aspecto contamos con la virtud de obtener dos precisas informaciones, que pueden demostrar hasta que punto, las similitudes entre ambos fenómenos parecen tener algún tipo de relación;

Acorán. (En: Torriani, L. de 1978. Descripción e Historia del reino de las Islas Canarias antes afortunadas con el parecer de sus fortificaciones. Goya editorial
Santa Cruz de Tenerife)
“Agoñe i Acoran I Gnatzagna Chacognamet”, que significa “Juro por el hueso de aquel día en que te hicistes Grande”.

(A) Corán. (En Juan Bethencourt Alfonso. Historia del Pueblo Guanche, Tomo II, Etnografía y organización socio- política. Francisco Lemus Editor. Pp. 655)
“Para concluir diremos, que la ley reconocía a todo varón y hembra la plenitud de sus derechos, cuando los declaraba respectivamente corán y chamacho, es decir, así que cumplían los 25 años reuniendo las demás condiciones.” Pp. 176

(A) Corán. (En Juan Bethencourt Alfonso. Historia del Pueblo Guanche, Tomo II, Etnografía y organización socio- política. Francisco Lemus Editor. Pp. 655)
“Así, además de tener aspirantes la edad reglamentaria de 25 años, es decir declarados el varón corán y la hembra chamacho, que por concesión privativa a la nobleza podían reducirla a la mínima de 23 (…) Por eso además el varón tenía que haber acreditado en los juegos Beñesmares de que era un `hombre´ por su valor, fuerzas, agilidad y resistencia en la carrera (…)”pp. 201.


El término Corán que recogen las fuentes del médico tinerfeño están en clara referencia delimitando una concepción cualitativa, por el que se establece la introducción de una persona de sexo masculino, dentro del orden cualitativo contrapuesto al que representa un estadio de menor edad. El apelativo Corán, por pérdida de la vocal abierta –a- en los fonemas de Acorán, matiza una mayor deformación causal, en el propio término amazigh, y se enmarca dentro del clásico recurso lingüístico de la aféresis ó síncopa inicial, por el cual se pierde la parte inicial de la palabra al realizar un traslado del vocablo amazigh a la construcción fonética del castellano, ó en su caso, por mera omisión de la vocal inicial continental. El significado de este elemento esta representando la popular idealización que considera a un varón, el grado de hombre, mediante el adjetivo masculino singular, grande, con el paso del adjetivo a la función de sustantivo, y en su antónimo sexual, a una mujer, Chamacho, expresión isleña palatalizada del término amazigh Tamattut, que significa mujer.

La restitución de la misma, Corán en Acorán, y su valoración dentro de la interpretación contextual en la que se enmarca la cita, comprendida dentro de los ritos preparatorios para considerar a un individuo adulto, en contraposición a lo infantil, parecen más que despejar muchas dudas al respecto, y abren la posibilidad real, de fundamentar con rigor, una hipótesis de trabajo fundamentada. La contrastación lingüística entre el término Corán, y la expresión amazigh, `Im´qqW´rán´, con el valor de adjetivo masculino singular que significa: Ser ó estar Grande, por síncopa inicial del comienzo del precedente –im-, y conversión de las vocales u y a (u + a= o), representadas por el fonema amazigh W, establecen la base contigua del termino castellanizado.

`im´qqW´rán´ : (síncopa inicial) = qqW´rán = (A)corán = Coran = Ser ó estar grande.

Por otra parte y atendiendo a la dicción que enuncia el perspicaz ingeniero italiano Leonardo Torriani, muestra los mismos paralelos, evidenciados de la misma forma en el termino planteado por el fraile Alonso de Espinosa a finales del siglo XV, para la isla de Tenerife sobre el objeto de estudio del termino “Acoran”, amén de la incorporación del mismo termino en el enunciado, con el mismo significado del adjetivo propuesto. Esta relación comprende al mismo tiempo, una nueva implicación práctica de elementos cultuales del poder isleño, como representa un hueso el valor gradual de relacionar el ideal hegemónico omnipotente, en la asunción de la herencia gobernadora que asumen físicamente las personas, de mantener el mismo “orden consustancial” metafísico de los flujos de la naturaleza, en el mundo terrenal por proximidad. La importancia de este fenómeno tiene que ser desgranada con mucho más esmero, en la equiparación de paralelos comunes, que existen en toda la Tamazgha septentrional, con una dilatación en el tiempo y el espacio sugestivamente inalterables.

(Continuará)

Puntualizaciones



1) Este blog esta realizado con la convicción acrecentar y expandir, difundir y motivar el interés y la cultura general, de lo maúro y mago, de lo amazigh, entre nuestro pueblo.

2) Aquí estamos todos para aprender, por consiguiente, quiero dejar bien claro, que sería bueno que todos particpemos de las correciones, ayudas, consejos y puntualizaciones. Todo este legado es nuestro, del pueblo en general de las islas en general.

3) Todas las personas que han realizado un esfuerzo mayúsculo por aportar, su granito de arena a la causa, son justas de admirar. Sin ellos y nuestras equivocaciones, sería injusto continuar en esta brega.

4) La gente nueva que coga el relevo. Todo este material debe poco a poco de sistematizarse, clasificarse y confrontarse. Esto es todo del pueblo, y se lo debemos a él.

EL PODER POLÍTICO: AMenSSUY



- TEMA EN CONSTRUCCION


El poder político y social en las islas Canarias estuvo representado por la consolidación de un estamento social, muy bien adscrito a los fundamentos de ostentar la dinámica principal de la sociedad canaria. Aquí algunos términos con su significado.

En Amazigh;

- ZwAR: "La Primera". "La Precedencia" = Sabor
- AMEnSSuy: "El Primero" = Mencey
- WaYAMenSSuy: El descendiente de "El Primero" = Guañameñe
- iZAwÁRÉN: "Los Primeros" = Samarín
-WaYUMenSSUY: Estar ó ser del origen de "El Primero" = Achimencey

Sabor. Consejo de "nobles" de la Isla de Canaria ó Gran Canaria.Su significado está en consonancia, con la organización de una agrupación de nobles que rigen el poder militar en la isla de Gran Canaria

Mencey. En la fuentes historiográficas aparece como el cabeza del orden político y social. Su significado de "el primero", le dan la cualidad de ostentar el mayor órgano estamental de la sociedad de la isla de Tenerife.

Menceyato
.En la fuentes historiográficas aparece como el cabeza del orden político y social. Su significado de "el primero", le dan la cualidad de ostentar el mayor órgano estamental de la sociedad de la isla de Tenerife.

Guañameñe/Guadameñe. elemento principal, un auténtico "pontifex maximus", en la organización religiosa de la isla de Tenerife.

Achimemcey. Administrador y máximo representante político adscrito a una comarca, delimitado territorialmente, dentro del contexto global del menceyato.



Transfromación del idioma amazigh hablado en Canarias, tras el proceso de aculturación y asimilación ocurrido en el siglo XV y finales del siglo XVI;

- SÁbuÁR >> SÁb (u + a = o)R >> SÁboR >> SÁBoR

- AMEnSSuy >> AMEnSS (u + y =ey) >> AMEnSey >> Mencéy

- WaYAMenSSuy >> GuaYáMenSS (u + y =e) >> GuaYÁMensé >> GuaYáMe (n + sé= ñe) >> GuaYÁMeñe >> Gua (YA + Me) ñe >> Guayameñe

- iZÁwÁRén >> iSÁwÁRén >> SÁ ( S + R=M) ARén >> SAmARín >> Samarín. Por adquirir la forma plular, en castellano Samarínes.

TEMA EN CONSTRUCCIÓN, FUTURAS RESOLUCIONES

TOPONIMIA: TWAuRT=LA CABEZA




-EN CONSTRUCCIÓN

La proyección sobre el espacio de los accidentes geográficos, muchas veces requería de la identificación de elementos fisionómicos para la representación del paisaje isleños. En este mismo sentido, este hecho, es muy común en amazigh;

Tauro. Topónimo. Isla de Gran Canaria ó Canaria. Unicado en la zona meridional de la isla.
Significado: Cabeza

T awaur t >> Tabuaurt >> Tab (u + a=o)ur t >> Tabuaort >> Tahuort >> Tahuro >> Tauro.
Lomo con aspecto de Cabeza. Isla de Gran Canaria.

Cabeza de Toro. Topónimo. Isla de Tenerife. Ubicado en la zona alta de Tacoronte.
T awaur t >> Tabuaurt >> Tab (u + a=o)ur t >> Tabuaort >> Tahuort >> Tahoro >> Taoro >> T(a + o=o)ro >> Toro.
Accidente greográfico en la isla de Tenerife. Significado La Cabeza. Redundancia terminológica.

Junto al topónimo Tauro,en la isla de Gran Canaria, se encuentra otro accidente geográfico de parecidas dimensiones, denominado Taurito.

Taurito. Lomo, accidente geográfico ubicado junto a Tauro. Sur de Gran Canaria.
Twuirt = Colina.
Tawurit >> Tabuaurirt >> Ta (pérdida de b, por énfasis en el final RRT) uaurirt >> Taurirt >> Taurit >> Taurit + o= Taurito.

Se pronuncia;

Taurit = Taurito= La Colina

Redundancias terminológicas, aplicadas al terreno
La Colina de Taurito= La Colina de la Colina.
Cabeza de Toro= La Cabeza de la Cabeza.

Más redundancias terminológicas;

Cabeza de Toro. Topónimo. Isla de la Gomera. Zona del Sureste del Garajonay.

T awaur t >> Tabuaurt >> Tab (u + a=o)ur t >> Tabuaort >> Tahuort >> Tahoro >> Taoro >> T(a + o=o)ro >> Toro.


Se pronuncia;

ÁssRRu >> ÁssRo >> Á( ss=por acentuación de la Á inicial, se convierte en se, al oído castellano, ss=se) seRo >> Ásero.


Uno de los elementos básicos de la construción sociopolítica amazigh, es su proyección metafórica. Para ello se utilizan elementos fisionómicos, para proyectarlos sobre el paisaje.

A nivel popular se extiende, la asignación de estos hasta la actualidad.
Ejemplo;

A la cabeza de..., al pie de ..., hacia las espaldas de...
Muy extendido en el mundo amazigh en general.

TiWiSSI = Fiesta colectiva de tipo rogativa



TEMA EN CONSTRUCCIÓN

Uno de los fenómenos de palatización en la isla de Tenerife.Conversión de la típica "Ch" de la isla de Tenerife, y la Gomera preferentemente.

Chimisay. Topónimo. Isla de Tenerife. Se celebra una de las mayores fiestas del año, en la isla de Tenerife. Se corresponde con un momento cíclico, el mismo que para otras festividades del año.

- Tiwici: Acto de bajada de un grupo de personas organizado para pedir auxilio ó en demanda de algo. Acto de reunirse un grupo de personas, para pedir auxilio, por algo, para socorrer algo.

- Tiwici también significa, El Tributo, el Impuesto que deben de sacar.

Tiwici se pronuncia;

- tiwiSSei >> tiwSSey ( con una entonación fuerte del final del termino) >> CHIwiSSey ( sepalatiza por la propia fuerza del fonema final, que es la "CC" que se comento anteriormente). >> CHIwiSey >> Ch + w + SS >> Chimissey
>> Chimiss ( e + y= ay).

Chimisay
. Pronunciación popular CHímuiSAY ó CHÍmiSAY

Deviene de Tiwicy. Este es otro de los proceso de palatización que se dan en la isla de Tenerife, y en la isla de la Gomera.
la LENGUA DE LOS ANTIGUOS ISLEÑOS