miércoles, 14 de abril de 2010

ImQWaRÁN: El Grande, El Dios de los Antiguos


Acoran
La religión ha supuesto un fenómeno esencial en la estructuración de las antiguas sociedades culturales humanas. El conocimiento sustancial del fenómeno religioso en Canarias en la época antigua, viene precedido por la información contenida en las fuentes historiográficas del siglo XIV, XV y XVI d.c. esencialmente. La transformación cultural, producto de las operaciones de conquista militar, convergieron en sincretizar los elementos isleños, con el establecimiento estructural de la religión católica en las islas, en un proceso complejo y dilatado en el espacio y el tiempo. El acercamiento a los materiales fundados en las citas, y la transformación de los elementos que la adjetivaban, han remarcado la necesidad de una revisión constante y crítica de todos los elementos que la sustentan, en un proceso sereno, que convide la urgente necesidad de establecer una dialéctica abierta, crítica en su construcción, y abierta al intercambio de impresiones.


LAS PRIMERAS REFERENCIAS DEL MUNDO RELIGIOSO DE LOS ISLEÑOS

Las fuentes arqueológicas, escritas y antropológicas estudiadas hasta el momento, parecen dejar clara la vinculación idólatra, astral, de los antiguos isleños, al momento de producirse los prolegómenos históricos de la conquista del archipiélago. Las fuentes básicas para intentar interpretar este fenómeno, están vinculadas inexorablemente a la contrastación de los materiales que han legado las fuentes historiográficas, sustrato principal de análisis, pero no el único, y sobre las que convendría matizar algunas cuestiones implícitas, previo análisis de tal circunstancia;

1) La visión que tenemos para adentrarnos en este mundo, parte coyunturalmente de una visión acotada, por la concepción etnocentrista de los autores que han escrito sobre tal fenómeno. En base a esta circunstancia, el ejercicio a plantear, no puede estar exento de una exhaustiva crítica hermenéutica, de los todas las referencias escritas.

2) El conjunto de términos y conceptos empleados por los cronistas e historiadores, antes, durante y después de la conquista, para referirse al mundo religioso isleño, deben de entenderse, en base a su vez a otros principios irrenunciables en su materia, en la medida que muchos vocablos, responden a intuiciones fonéticas, considerablemente metamorfizadas, de conceptos a su vez, ampliamente categorizados por la visión etnocentrista. De esta consideración parte la visión de tomar todas las precauciones, sin que ello no establezca un diagrama de trabajo paralelo, y ampliable al campo de concreto de análisis, mediante el continuo ejercicio del ensayo y error permanente, entre los que debería de tenerse en cuenta algunos puntos en cuestión;

2.1 La revisión diacrónica de los elementos aportados, en sus diversas etapas coyunturales, sin las cuales no es preciso analizar la evolución intuitiva y conceptual del desarrollo múltiple de tales manifestaciones religiosas.
2.2 La contrastación a su vez sincrónica, de los materiales reunidos, y la realización crítica de su posibleconfrontación, en la que se planteen los intereses propios, circunstanciales y advenedizos al proceso dado.
2.3 La prioridad de concebir que se está trabajando con materiales fragmentarios, atomizados y en muchos casos transformados, en base al asentamiento del corpus lingüístico amazigh, sobre los recursos fonéticos del castellano antiguo, con un cierto grado de volatilidad inherente. Sobre este punto, concretar que un amplio grupo de términos legados por la historiografia, no debería de reconstruirse sólo bajo la valoración exclusiva de los tradicionales recursos fonéticos de la lengua castellana, sino priorizando, que se está trabajando sobre voces de un habla, que en su proyección gráfica han sido en algunos casos, altamente transformados.
2.5 Urge a modo reflexivo, una revisión continua y total de los materiales aportados hasta el momento, por cuanto de su confrontación, se obedecen resultados mucho más positivos.

En base a estos supuestos convencionales y otros que se puedan sumar, que no son ofrecidos como categorías circunstanciales, sino fiel reflejo de la puesta en juicio de una dialéctica hermenéutica confrontable, es preciso ir trabajando para ir consiguiendo abrir el conocimiento de lo presente.

La religión de los antiguos imazighen es uno de los fundamentos esenciales para comprender la interpretación del mundo cultural, que rodeaba el sustratro cultural de los imazighen en el archipiélago. Las fuentes primarias que se tienen para el conocimiento de los materiales religiosos del archipiélago, obedecen a la prioridad de sus manifestaciones, ancladas casi cerca de 150 años del final de la conquista. Estos primeros datos obtenidos a base de las primeras intuiciones explorativas alienígenas, vienen constreñidos por las impresiones que denota, la práctica idólatra a la que ampliamente se recurre, para asignar el conjunto religioso isleño en estos momentos. Estas evidencias quedan relativamente bien reflejadas en diversos testimonios escritos, que señalan las manifestaciones más relevantes que intuyeron de los isleños, por cuanto se hicieron eco trivialmente de aquello que les era ajeno a su concepción religiosa. Las primeras referencias aportan, amén de la sobrecarga etnocéntrica implícita, una serie de características relevantes, que denota un aislamiento del proceso convergente que se había gestado en el conjunto del norte de África, con la llegada del Islam, a partir del siglo VI d.c.. En este sentido y sin trivializar algunas influencias entre ambos campos culturales, queda patente que las creencias de los antiguos isleños versaban sobre un culto astral, muy probablemente sustrato de antiguos ritos animistas generados en el norte de África. Al respecto las citas así lo demuestran:

“ (…) Tenerife y Palma, sus habitantes son de aquella gente que se llaman canarios, que es un gran pueblo, Adoran al Sol como a Dios”
(Diego Gomes, en B. Bonet, 1940: 48)


“QuodminCanariae et aliis eis adiacentibus insulis, quae Insulae Fortunatae nuncupatur, sunt personae utriusque sexos nullam legem tenentes nec aliquam sectam sequentes, sed dumtaxat Solem et luman adorantes (…)”
(En Juan Alvaréz Delgado, Bula del papa Urbano V de 1369, 1945 pp. 12.)

“(…) son idólatras adoran al sol, la luna, las estrellas (…)” (A.Cada Mosto, 1895)

La valoración de estos antecedentes conceptuales para la reconstrucción de la cosmovisión religiosa de los antiguos isleños, revierte enfáticamente como bien demuestran las propias fuentes documentales, en vincular un culto idólatra de tipo astral, preferentemente al Sol, la Luna, y las estrellas, inserto ampliamente en el archipiélago canario. Está valoración incluye la retrospección analítica de su comparación con el espacio religioso amplificado del conjunto del Mare Nostrum, y con especial incidencia en los materiales multidisciplinares cotejados para el conjunto de la Tamazgha. Aún en la sutileza de estos primeros aportes anteriores al proceso militar, cabría destacar algunas circunstancias, a tener en cuenta;

1- Existen evidencias escritas sobre el recurso de misiones evangelizadoras en el archipiélago canario, tanto en su vertiente muslim , contenidas en las fuentes árabes de Ibn Jaldún, y referencias indirectas de las misiones realizadas por la iglesia católica, con un grupo de misioneros mallorquines en el archipiélago, en los albores de la conquista.
2- No se conocen las repercusiones graduales de su influencia en el archipiélago, pero sí su constatación, por cuanto no es ajeno algún tipo de mediatización, de la que habría que exponer algunos elementos a su vez;
2.1 El conocimiento que se tiene sobre los materiales del dinamismo religioso en el archipiélago, no hacen sino apuntar que la influencia de las denominadas “relig¡ones del libro”, parecen, obedecer a una reducida influencia sobre el conjunto de la cosmovisión religiosa isleña. De otras maneras, no es justificable la asociación de elementos tan dispares que no tienen repercusión en las noticias legadas por la historiografía.
2.2 El fenómeno religioso no es un evento trivial, y fragmentario, sino por el contrario, es producto de la traslación psíquico-emocional de la comprensión de los fenómenos naturales y su proyección sobre el pensamiento cultural humano. Las unidades en un mismo cuerpo de los factores político-sociales y religiosos para el mundo antiguo no deben de ponerse en duda. Las sociedades antiguas son productos de una divinización aparente a todos los efectos, de la vida mundana y sobrenatural sin disgregación funcional de los elementos que la forman. A este respecto es muy importante, tener en cuenta, que las expresiones religiosas no son meros paralelismos convencionales limitados, sino auténticos órganos de expresión transversales de la identidad cultural de las comunidades culturales, en las sociedades antiguas.

Del conjunto informativo aportado por las fuentes, se pueden aunar a sí mismo en dos polos, un conjunto de principios básicos, correlativos que servirán para ir metodológicamente, contrastando la información contextual que aparezca en las mismas. En este sentido los resultados compactados de forma general, se pueden constreñir en dos campos básicos interconectados;


A) – El espacio cronológico y espacial sobre el que se asienta esta primera intuición conceptual religiosa de los isleños, es relativamente concisa, pero aún así es identificable en los trabajos multidisciplinares hasta el momento realizados. Circunstancia que avalan las propuestas posteriores de un culto idólatra para buena parte del archipiélago.

B) – El culto idólatra que enfatizan las fuentes, obedece a un culto asociado al mundo astral, con especial referencia al Sol y a la Luna, elementos sobre los cuales parece que gira de forma diáfana y heliocéntrica, una manifestación física, mediadora del culto isleño.

Sobre la suma de estos dos elementos primigenios, A+B, legados de estas primeras referencias documentales, se puede elucubrar un sustrato superficial, sobre los acontecimientos que anteceden a un conocimiento mucho más conspicuo de las realidades religiosas isleñas.

Las fuentes más importantes para el conocimiento de esta temática en el proceso histórico de la conquista, serán las legadas por los cronistas, e historiadores coetáneos y posteriores a tal transcurso. No obstante esta primera visión general y superficial de las primeras crónicas, irradiará positivamente, una apertura de un conocimiento mucho más cercano que el generado hasta el momento. A este parecer, y solidificado el escenario en el que, como mínimo, se constata el culto a los entes astrales, preferentemente el Sol, y en menor medida (parece) el culto a la Luna y Las Estrellas, las fuentes escritas legadas al momento del proceso conquistador, y posteriores, hacen hincapié en generalizar implícita y explícitamente, la idealización de un ente superior, sobre el que descansan asunciones, apelativos y concepciones relativas a la inmensidad del mismo, valorando el supuesto de su total dimensión metafísica. Este ser catalogado de numerosos epítetos innatos a su génesis, describe el efecto transversal que rige en la cosmovisión isleña. Ante este nuevo panorama que se presenta, hay que enmarcarlo dentro de un conocimiento mucho más directo del dinamismo social isleño, en el conocimiento superficial de su cosmovisión, fruto de las interelaciones entre los elementos autóctono y alógeno. Por tanto sobre la base idólatra planteada por las primeras citas referenciales, se suma un conocimiento, denominémoslo bajo la variable C, en el que cabría destacar algunas características esenciales, y que marcan el desarrollo del problema a solucionar; La existencia de un ser superior, totalizador, sobre la que descansan numerosas asunciones, ampliamente destacadas, como mínimo para las islas de Tenerife y Gran Canaria, bajo el apelativo de Acorán, entre otros a los que se hace alusión, y a sus respectivas derivaciones fonéticas interpoladas por los cronistas.

LAS FUENTES ESCRITAS Y EL TERMINO ACORAN

Los relatos que empiezan a conformar la nueva visión sobre el fenómeno religioso panisleño, son ofrecidos relevantemente en los episodios coetáneos y posteriores al proceso de conquista. A estos efectos, para la isla de Tenerife y Gran Canaria, la reproducción de citas son cuantiosas, en relacionar la mención a un ser supremo, como valuarte generalizador de la cosmovisión isleña. El término por extensión que se recoge de forma gráfica bajo los fonemas Acorán (/A/c/o/r/a/n/) en numerosas citas, mantienen de forma orgánica una serie de epítetos etimológicamente enmarcados en una afirmación magnánima, que van asociados a un conjunto de elementos bien característicos, mencionado por los cronistas e historiadores;

Acorán.( En: Torriani, L. de 1978. Descripción e Historia del reino de las Islas Canarias antes afortunadas con el parecer de sus fortificaciones. Goya editorial
Santa Cruz de Tenerife):
“(…) vinieron al conocimiento de un solo Dios, que desde el cielo gobierna todas las cosas de aquí abajo, a quién ellos llamaban Acorán. (…) adoraban a un Dios desconocido e invisible, y le hacían sacrificios. Lo consideraban inmenso y lo creían en todas las cosas. […].” p. 94

Acorán. (En Abreu Galindo: Historia de la Conquista de las
siete islas de Canaria.1590/1600. Goya Editorial, Santa Cruz de Tenerife, 1977):
“(…)Tenían casas donde se encomendaban al Dios que estaba en lo alto,
que decían Almogarén, que es casa santa, las cuales rociaban
todos los días con leche (...). Decían que en lo alto había una
cosa que gobernaba las cosas de la tierra, que llamaban Acorán,
que es Dios”.

Acoran (En Leonrado Torriani En: Torriani, L. de 1978. Descripción e Historia del reino de las Islas Canarias antes afortunadas con el parecer de sus fortificaciones. Goya editorial. Santa Cruz de Tenerife)
Agoñe i Acoran Y Gnatzhagna Chacognamet, que significa “por el hueso de aquel por quien te hicistes grande.”


Acorán. (En Abreu Galindo: Historia de la Conquista de las
siete islas de Canaria.1590/1600. Goya Editorial, Santa Cruz de Tenerife, 1977):
“A las casas (de las magadas) denominaban Tamonante en Acorán.”

Acorán. (En Tomás Arias Marín de Cubas. Historia de las siete islas de Canaria, public. en 1687. Real Sociedad Económica de Amigos del País, 1986);
“Decían que Acoran era Dios sólo, eterno omnipotente, y le adoraban en idea y juraban por Magec (…)”

Yacoron(En: Espinosa, A. de. 1980. Historia de Nuestra Señora de Candelaria. Introducción de Alejandro Cioranescu. Goya Ediciones. Santa Cruz de Tenerife. 212 pp.):
“(…) Lugar de junta y consulta, después de elegido el rey, dábanle aquel hueso a besar: el cual, desándolo, lo ponía sobre su cabeza y después dél los demás principales que allí se hallaban lo ponían sobre el hombro y decían:
Agoñe Yacoron Yñatzahaña Chacoñamet, juro por el hueso de aquel que un día en que te hicistes Grande.”pp. 41-42

Acorán. (En Abreu Galindo: Historia de la Conquista de las
siete islas de Canaria.1590/1600. Goya Editorial, Santa Cruz de Tenerife, 1977)
“El faycag convocaba los nobles y a los demás del pueblo donde el mozo nacía y habitaba, y perjurábanlo por Acoran, que era su Dios, (…).”

El primer fenómeno que se obtiene del análisis de estos materiales es el grado de unidad estructural, en la que se asientan buena parte de los elementos descritos, bajo el crisol general de conformar un ser supremo bien característico, denominado como queda patente bajo el apelativo Acoran, de la que se obtiene intuitivamente una plasmación sobredimensionada por las fuentes históricas. La prolijidad de los relatos que enuncian la alineación de este ser supremo, en las fuentes historiográficas para el caso de las islas de Tenerife y Canaria, no pueden ser más concisas al respecto, y cabría resumirla, grosso modo, en varios apartados a su vez, dentro de otra variable que denominaremos C;

Variable C;

C.1 – Al conocimiento superficial, intuitivo y superficial que tenemos de las primeras referencias escritas, ( A + B ), se suma ahora un conocimiento, mucho más directo, fruto de las relaciones reproducidas tras el proceso de conquista.

C.2 – Las consecuencias de este nuevo escenario aportan un cúmulo de relatos en la que, aún verificando exclusivamente la carga etnocéntrica del mismo, se aportan conceptualmente una interpretación más detallada del proceso, habida cuenta el flujo de relaciones que se gesta. De la que podríamos extraer a su vez otro tipo de variables aún más concisa;

C2.1- Existencia de una creencia que habita en el cielo. Formulación que obedece a la fragmentación en dos polos bien definidos, por un lado el terrenal, donde se gesta la vida humana, flora y fauna, y por otro el mundo de lo sobrenatural, de lo inalcanzable, que se refleja en el espacio del cielo, como escenario conceptual inalcanzable (el mundo infernal tiende a adjudicarse al mundo inferior de la tierra, según las citas de las mismas fuentes, y en consonancia directa con el mundo de los volcanes, el fuego y el infierno). En ningún caso se establecen alusiones explícitas aparentes de una formación física de esta manifestación, que es catalogada de invisible e intangible.
C2.2.- Los rasgos que la caracterizan tienden a catalogarla bajo el epíteto común de ser considerado un ente magnánimo, superior a cualquier circunstancia, subliminar y gestora de todo lo realizado.
C2.3. - Es dueño absoluto, de la tierra y el cielo, y por ende según parece, de todo lo creado. Cualidad que refleja la relación dependiente espiritual y total de todos los seres que la integran, en resumen un todo global.
C2.4.- De forma sutil aparecen algunas menciones a una identificación intermediaria, más que mediadora, fiel reflejo de su manifestación aparente, caracterizada por la intermediación de algunas entidades físicas, que anteriormente fueron señaladas en las primeras referencias sobre el mundo cognitivo de los isleños.
C2.5- Categorización y equivalencias significativas de la idealización del término Dios judeo cristiano, para interpretar la concepción del ente magnánimo amazigh por correspondencia asimilacionista.

De la suma de las herramientas propuestas A + B + C se obtienen un producto sui géneris, que como detallamos anteriormente asume la correspondencia, de amplificar una relación idólatra vinculada a un ser superior intangible que engloba absolutamente un todo. Los antiguos isleños profesaban culto a una serie de elementos astrales; El Sol, La Luna, Las Estrellas, representaciones físicas adoradoras, que están englobadas por un elemento superior, creador, omnipotente, protector, totalizador y magnánimo, con capacidad categórica de tomar forma absoluta, y con la característica esencial de no tener una manifestación física concreta.

Para la isla de Tenerife y Gran Canaria ó Canaria, las dos islas más pobladas del archipiélago canario al momento de la conquista, existen tangibles referencias para catalogar a esta categoría que toma como expresión lingüística el término de Acorán. Para la isla de Tenerife esta imagen superior, es anotada por algunos cronistas con una diversidad de epítetos para ofrecer en sus características esenciales, en especial las del poeta Antonio de Viana, que no escatima intentos de ensanchar su amplia alocución literariae en ningún momento;

(En: Viana, A. de. 1991. Antigüedades de las Islas Afortunadas.Tomo I. Edición de María Rosa Alonso. Biblioteca Básica Canaria. Viceconsejería de Cultura y Deportes. Gobierno de Canarias. Madrid. 284 pp.):

"[...] creyendo y adorando en un dios solo, / cuyo ser infinito, omnipotente, / justo, clemente y pío confesaban, / llamándole en su lengua Hucanech / Guayaxerax Acucanac Menceyto, / Acoron, Acamán, Acuhurajan, / que son sublimes y altos epítetos / que significan "todopoderoso, / sustentador y autor de lo criado, / sin principio y sin fin, causa de causas" [...]." pp. 80-81

Mención de este supuesto, el termino Acoran se repite con insistencia en las fuentes escritas, en un porcentaje ampliamente considerable, como para renunciar a una importancia cualitativa evidente.
Para la isla de Gran Canaria y Tenerife la repetición del epíteto Acoran, y sus posibles deformaciones, en términos como Acoron, Achorón, Alcoran serán una constante en la obra de los autores que describen desde su visión de conjunto, el modelo a repetir. En este contexto y atendiendo del mismo modo a tales circunstancias, hay que atender a la crítica constante sobre la dimensión y proyección que alcanza la copia de unos cronistas sobre otros, deformando a su desinterés aún más si cabe, las voces que elucubran intuir, y plasmándolas a su antojo con interpolación ú omisiones continuas, dignas de tener en cuenta.
En este mismo sentido algunas son menos funestas en su amplitud, como variantes de una misma raíz, incidiendo en nuevos términos como Alcorán, por medio de la interpolación de un nuevo grafema “l” a las raíces del término.

A pesar de ello, esta categoría intangible nos es representada mediante las crónicas cercanas al momento de la conquista, bajo la forma figurada y asimilacionista del término conceptual occidental, “Dios”, sobre el que se asientan similitudes denotativas para la interpretación de la realidad y de los fenómenos que en ella se producen. El recurso al término Acorán, categoría superior por antonomasia para la dos islas anteriormente mencionadas, viene ejemplificado en las variables totalizadoras de ser un ente superior, sujeto a una intangibilidad manifiesta, omnipresente en el espacio y en el tiempo, abstracto, intangible, e invisible, epítetos que sólo hacen mención a su superioridad sobre el resto del espacio común.

HIPÓTESIS DE TRABAJO: SOBRE LOS RADICALES MQR

En la lengua amazigh existen los radicales MQR, utilizados para designar a un estado calificativo sustancial de cualquier atributo, en su exaltación de superioridad. Es un término que está ampliamente recogido en muchas variedades dialectales, como adjetivo masculino singular, provisto de plural, con el significado de ser ó estar Grande. Por extensión puede representar desde una cualidad gradual física, espacial, ó temporal. El significado es común a todos los grupos dialectales, por cuanto se puede denominar como un termino panamazigh.

El reflejo de estos radicales expresados mediante el término imqqor/imqwren, forman la idealización fonética del adjetivo, ser ó estar grande. Esta idea de grandeza, superioridad, magnitud, omnipotencia que recogen las fuentes consultadas del momento, no hacen sino indicar el establecimiento de un epíteto conforme la magnitud citada, en el calificativo Acorán, que fonéticamente no parece tener ninguna cabida como construcción lingüística única, en el estudio de otros paralelos, dentro del corpus general amazigh, cuestión por otra parte, que no nos debe de sorprender, por cuanto se concibe como se tiene constancia un abundante grado de volatilidad en la terminologia castellanizada. Esta aseveración, no impide que si existan voces en algunas variedades imazighen, que si completan paralelos fonéticos, alófonos, y semánticos en su extensión, afines al término Acoran y sus derivadas variantes. La propuesta que planteamos tiene como base la asunción del término Imqqwrán, adjetivo masculino singular, como origen del término isleño, Acorán y derivados, en base a una serie de supuestos que abordamos, desde una proposición constructiva e integral.

La propuesta esta fundamentada en los paralelos anteriormente citados, y amplificados a otros conceptos isleños, además del mencionado Acorán, por cuanto es muy posible que se trate de deformaciones amplias del termino susodicho, ó por establecer relaciones contextuales a considerar;

- Acorán – Acoron –Achoron – Achorom (Tenerife- Gran Canaria)
- Achuhurahan – Achuhuyahan - Acuhurajan (Tenerife)
- Acucanac – Achahucanac – Achahucanac (Tenerife)
- Imobac – Imobac – Imobach (Tenerife)
- Orone ( La Gomera)
- Eraorahan (El Hierro)
- Abora (La Palma)
-
(MQR) “Im´qqW´rán”: Adjetivo masculino singular. Sig. Ser ó estar Grande.

Así mismo planteamos algunas posibles relaciones integrales dentro del campo de estudio de la religión isleña, que consideramos deberían de tenerse en cuenta, en el futuro, si no para reconsiderarlas en su aspecto positivo, por lo menos que sirva, para desecharla como hipótesis de base, partiendo de su incidencia en el mundo cognitivo isleño.

La expresión Imqwran ( Im´qqW´rán), es una manifestación amazigh que sirve para expresar el adjetivo calificativo por antonomasia de ser ó estar Grande. Es un término de común empleo preferentemente como adjetivo calificativo en la actualidad, con el valor mencionado, que retomamos como ejemplo clarividente de su estado, en cualquier manifestación, como al enunciar en castellano la dicción `Dios es Grande´, que se expresa en amazigh, `Arbi Acorán´.

Las similitudes fonéticas en este caso son a lo sumo más que evidentes, y son la base sobre la que fundamentamos nuestra hipótesis de trabajo. Al considerar el mundo imazighen por antonomasia, como fiel reflejo de una sociedad que utiliza las características esenciales de su lengua, para plasmarlas sobre la realidad que le rodea, en base a circunstancias de toda índole; fisonómicas, cromáticas, calificativas, no deberíamos dejar de lado, con la información que ofrecen las fuentes historiográficas, algunas particularidades a tener en cuenta. Por un lado, que estamos ante una sociedad eminentemente vertical, estructurada a lo sumo en estratos sociales bien definidos, y asentados. Por otra lado, que se establece un mecanismo trasversal, unipolar y hegemónico, en esa misma dirección y en la tradición de organizar el espacio político, social y religioso, por lo que denotan las fuentes escritas. Que todo este espacio que engloba un "todo", y al que hacen referencia las fuentes de forma omnipotente, tiene que tener su reflejo en una traslación lingüística de la misma magnitud que la dotada por las fuentes, y de las que no debe de eludirse, atendiendo a las características propias de los epítetos con las que se fundamenta; omnipotente, eterno, desconocido, grande, invisible, en definitiva todopoderoso, en una continua relación recíproca.

Si retomamos las variables adscritas hasta el momento, A + B + C, y las asociamos a las características esenciales con las que las fuentes escritas proporcionan, logramos plasmar que evidentemente existen algunas relaciones de fundamento, paralelos no sólo circunstanciales, sobre los que podemos ampliar la posición que asocia el término Acorán, con el supuesto amazigh planteado, im- qqW´rán. El sustrato mencionado simboliza la misma cultura de las imágenes que no está más que representando la misma cosmovisión, en la voz amazigh referida, en el mismo significado de ser ó estar grande, como refiere la misma línea de trabajo a seguir, y a la similitud de forma y base del apelativo dado.
Primero, porque establece en su definición los mismos mecanismos intangibles y magnánimos con los que se representa la realidad religiosa de la isla de Tenerife y Gran Canaria, en el termino Acoran. Segundo, porque en su estructura se evidencian similitudes en el campo fonético más que sospechosas, y tercero, porque en base a su contrastación en las fuentes, existen fundamentos sustanciales para concebir una relación, que no parece ser circunstancial. En este último aspecto contamos con la virtud de obtener dos precisas informaciones, que pueden demostrar hasta que punto, las similitudes entre ambos fenómenos parecen tener algún tipo de relación;

Acorán. (En: Torriani, L. de 1978. Descripción e Historia del reino de las Islas Canarias antes afortunadas con el parecer de sus fortificaciones. Goya editorial
Santa Cruz de Tenerife)
“Agoñe i Acoran I Gnatzagna Chacognamet”, que significa “Juro por el hueso de aquel día en que te hicistes Grande”.

(A) Corán. (En Juan Bethencourt Alfonso. Historia del Pueblo Guanche, Tomo II, Etnografía y organización socio- política. Francisco Lemus Editor. Pp. 655)
“Para concluir diremos, que la ley reconocía a todo varón y hembra la plenitud de sus derechos, cuando los declaraba respectivamente corán y chamacho, es decir, así que cumplían los 25 años reuniendo las demás condiciones.” Pp. 176

(A) Corán. (En Juan Bethencourt Alfonso. Historia del Pueblo Guanche, Tomo II, Etnografía y organización socio- política. Francisco Lemus Editor. Pp. 655)
“Así, además de tener aspirantes la edad reglamentaria de 25 años, es decir declarados el varón corán y la hembra chamacho, que por concesión privativa a la nobleza podían reducirla a la mínima de 23 (…) Por eso además el varón tenía que haber acreditado en los juegos Beñesmares de que era un `hombre´ por su valor, fuerzas, agilidad y resistencia en la carrera (…)”pp. 201.


El término Corán que recogen las fuentes del médico tinerfeño están en clara referencia delimitando una concepción cualitativa, por el que se establece la introducción de una persona de sexo masculino, dentro del orden cualitativo contrapuesto al que representa un estadio de menor edad. El apelativo Corán, por pérdida de la vocal abierta –a- en los fonemas de Acorán, matiza una mayor deformación causal, en el propio término amazigh, y se enmarca dentro del clásico recurso lingüístico de la aféresis ó síncopa inicial, por el cual se pierde la parte inicial de la palabra al realizar un traslado del vocablo amazigh a la construcción fonética del castellano, ó en su caso, por mera omisión de la vocal inicial continental. El significado de este elemento esta representando la popular idealización que considera a un varón, el grado de hombre, mediante el adjetivo masculino singular, grande, con el paso del adjetivo a la función de sustantivo, y en su antónimo sexual, a una mujer, Chamacho, expresión isleña palatalizada del término amazigh Tamattut, que significa mujer.

La restitución de la misma, Corán en Acorán, y su valoración dentro de la interpretación contextual en la que se enmarca la cita, comprendida dentro de los ritos preparatorios para considerar a un individuo adulto, en contraposición a lo infantil, parecen más que despejar muchas dudas al respecto, y abren la posibilidad real, de fundamentar con rigor, una hipótesis de trabajo fundamentada. La contrastación lingüística entre el término Corán, y la expresión amazigh, `Im´qqW´rán´, con el valor de adjetivo masculino singular que significa: Ser ó estar Grande, por síncopa inicial del comienzo del precedente –im-, y conversión de las vocales u y a (u + a= o), representadas por el fonema amazigh W, establecen la base contigua del termino castellanizado.

`im´qqW´rán´ : (síncopa inicial) = qqW´rán = (A)corán = Coran = Ser ó estar grande.

Por otra parte y atendiendo a la dicción que enuncia el perspicaz ingeniero italiano Leonardo Torriani, muestra los mismos paralelos, evidenciados de la misma forma en el termino planteado por el fraile Alonso de Espinosa a finales del siglo XV, para la isla de Tenerife sobre el objeto de estudio del termino “Acoran”, amén de la incorporación del mismo termino en el enunciado, con el mismo significado del adjetivo propuesto. Esta relación comprende al mismo tiempo, una nueva implicación práctica de elementos cultuales del poder isleño, como representa un hueso el valor gradual de relacionar el ideal hegemónico omnipotente, en la asunción de la herencia gobernadora que asumen físicamente las personas, de mantener el mismo “orden consustancial” metafísico de los flujos de la naturaleza, en el mundo terrenal por proximidad. La importancia de este fenómeno tiene que ser desgranada con mucho más esmero, en la equiparación de paralelos comunes, que existen en toda la Tamazgha septentrional, con una dilatación en el tiempo y el espacio sugestivamente inalterables.

(Continuará)

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