domingo, 2 de mayo de 2010

GUIRRES, LOS CARROÑEROS ISLEÑOS


El guirre (Neophron percnopterus majorensis) o alimoche canario, es una especie relevante dentro de la avifauna canaria, que hasta hace tan sólo unas décadas habitaba en prácticamente todas las islas. En la actualidad sus ejemplares están relegado a pequeños reductos en las islas orientales, preferentemente en la isla de Fuerteventura, y bajo el mantenimiento especial de servicios competentes en materia de protección de la fauna canaria. Su número apenas ronda la extrema cifra de 200 guirres en el archipiélago. La enérgica reducción del número de ejemplares y su limitada localización, viene derivada de los efectos negativos de los pesticidas, venenos contra los roedores y otras plagas, y de los prejuicios que detenta junto a los “perros asalvajados”, de ser los potencialmente tíldados de la muerte de baifitos y baifitas entre el ganado menor.

Su porte, peso y dimensiones, tienden a configurar a los guirres dentro de una clasificación bien característica dentro del conjunto de los alimoches mundiales. Dentro de su antigua amplia distribución, el guirre ha encarnado intrínsecamente el mundo isleño dotándolo de un factor contrapuesto, temible y a la vez beneficioso en la reciprocidad de las labores primarias del campesinado. En la actualidad ha perdido el valor por añadidura que simbolizaba dentro del mundo campesino del archipiélago, aunque su recuerdo sigue vigente en la vitalista oralidad de los ancianos maúros y magos. Aún en este “freco y cercano recuerdo” la imagen colectiva insular del guirre representaba hasta no hace unas décadas, el animal carroñero por excelencia, fructuoso en cierta medida, por la acción de “limpiar” los animales domésticos muerto, que muchas veces iban a parar a zonas bien delimitadas del territorio. En este sentido la microtoponimia y vinculada a ella, la imagen colectiva del guirre en el archipiélago, ha mantenido de forma común términos, que con frecuencia hacen relación a saltos y fugas, relativamente inaccesibles, donde los despojos de los animales domésticos, fueron pastos de los alimoches canarios. Estos efectos sumamente beneficiosos por la eliminación de los despojos de los animales domésticos del campesinado, sugería al mismo tiempo, la contrapartida de ofrecer una estampa dual, caracterizada por la aprensión y los efectos negativos de su potencial actividad, tanto en la antigüedad como hasta hace tan sólo unas décadas, cuando su dispersión era mucho más común. En este mismo sentido algunas fuentes documentales se hicieron eco de su preponderancia en la etapa amazighparlante, como las recoge el apresto Abreu y Galindo en su Historia de la conquista de de las siete islas de Canaria, que en referencia a la isla de la Palma, atestiguan su presencia y actividad:

“Dícho esto lo arrojaba, y daba con la azadura, y seyban, la cual quedaba por pasto para los cuerbos, y quebrantahuesos, que en esta isla llamaban guírres”.
(Abreu Galindo. Historia de la conquista de de las siete islas de Canaria)

Otras citas documentales hacen referencia al mismo hecho de sobrevalorar su importancia como ave singularmente carroñera, y dentro de la categoría temida de las actividades de los quebrantahuesos. La imagen de los guirres como popularmente se reconoce, bajo la difundida visión del ave por excelencia carroñera del archipiélago se ha mantenido inalterable a pesar de su reducido número. Una común perspectiva que desprenden las referencias escritas, de asimilar el término “quebrantahuesos”, y todo su elenco de actividades categorizadas dentro del fenómeno característico de los falcones necrofagos ( que se alimentan de animales muertos), que están íntimamente en consonancia con la expresiva cualidad popular otorgada este singular animal (¡Ese parece un guirre!). Los imazighen del continente utilizan el término Gerrem para designar la concepción de “comer a mordiscos un alimento, dar mordiscos de forma desgarradora, hacer ruido los huesos cuando se rompen unos contra otros, acción de crujir los huesos”. La nítida consonancia entre ambos elementos amazighs Guirre/Gerrem, tanto los recogidos por las fuentes escritas, y las actuales orales y sus paralelos en la Tamazgha, parecen coincidir de forma no aleatoria, en redefinir el concepto aplicado.

Gerrem: “Comer a mordiscos un alimento, dar mordiscos de forma desgarradora, hacer ruido los huesos cuando se rompen unos contra otros, acción de crujir los huesos”.

Guirre: Alimoche canario, ave rapaz carroñera por excelencia en las islas Canarias. Su alimento tradicional estaba vinculado al abastecimiento del despojo de los animales muertos de las actividades primarias. Categorizada dentro del grupo de las aves denominadas quebrantahuesos.

El valor del apelativo gerrem y otras derivadas de estos radicales, sólo hacen inferir sobre la cualidad de nuestros alimoches de manera tácita, en la interpretación de ser aves de rapiña. En Canarias se ha mantenido la voz guirre para designar a esta ave en todas las islas, de forma relativamente inalterable en el tiempo, con las cualidades anteriormente descrita. De forma poco agraciada su casi extinción, motivada por la irrupción de nuevos modelos y hábitos productivos, sociales y culturales, no sólo han dejado huella en el paisaje, y el cada vez menos tangible cuerpo cultural isleño, sino que se ha cebado con la fauna, y en este caso especialmente con los guirres, el carroñero y quebrantahuesos por antonomasia de las islas Canarias, un elemento más dentro de la temerosa cosmovisión de los antiguos isleños.

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